Del caos a la sinfonía: Armoniza a tu equipo antes de que todo suene mal
Durante 37 años he trabajado con o acompañado a
cientos de equipos y miles de personas y he tenido la oportunidad de crear con
ellos productos asombrosos. Incluso he escrito y publicado libros en los
últimos 15 años, una operación que siempre se logra colaborando en equipo. Es
bastante satisfactorio cuando entregas al público algo en lo que has sido
minucioso y le has dedicado buena parte de tus mejores momentos.
Pero también he estado allí cuando las cosas no
han salido bien. No es solo tu desilusión, es la de todo un grupo de personas
que se han desempeñado de la mejor manera posible para lograr un objetivo y no
ha sido posible. He estudiado mucho este fenómeno de cuando las cosas no terminan
bien para un equipo o para una empresa. Después de todo, las heridas físicas y
hasta mentales causadas por estas caídas saltan a la vista.
Precisamente, una de las causas más frecuentes,
casi endémicas, de tales decepciones es esta de la desalineación de los
equipos. Y voy a empezar a explicarte de qué se trata con un ejemplo muy común.
Es como cuando intento llevar a cabo un plan de salir a cenar con mi esposa y
mi hija. Parece algo sencillo, ¿cierto? ¡No te apresures!
He estado en medio de ambas cuando una lleva
soñando toda la semana con comida italiana mientras la otra quiere sushi porque
es más digno de Instagram. Yo, en cambio, solo quiero un buen bistec
porque he tenido una larga semana y necesito algo más sustancioso. En el debate
emergen argumentos de que los ñoquis son un alimento reconfortante, pero hay un
contraataque diciendo que el sushi es más ligero y saludable. Ni hablar de
cuando trato de ser el pacificador sugiriendo un restaurante de carnes con
opciones de sushi, porque te dicen: “¡Eso no cuenta como sushi de verdad!”.
Esto es esencialmente un
desajuste de equipo en su forma más evidente. Todos compartimos el mismo
objetivo general (cenar juntos), pero las diferentes perspectivas (comida
reconfortante versus comida de moda versus comida saludable), objetivos
específicos disímiles (satisfacer antojos versus comidas dignas de Instagram) y
alcances discordantes (satisfacción inmediata versus experiencia culinaria)
convierten todo en un caos.
¿Les suena familiar? Este tipo de
desajustes ocurren todo el tiempo en los equipos y, si no se resuelven, pueden
hacer que hasta las tareas más sencillas resulten agotadoras. Por suerte, al
igual que en mi familia, un poco de empatía, alineación y compromiso pueden
salvar el día y tal vez incluso llevar a descubrir el mejor restaurante de
cocina fusión de la ciudad.
Tres formas de desalineación en los equipos
Mi historia de la cena malograda captura
la esencia de los desajustes que a menudo vemos en los equipos: perspectivas
diferentes, objetivos diferentes y alcances diferentes.
Diferentes perspectivas: el “elefante en la habitación”
Surgen diferentes perspectivas
porque cada uno tiene su propio "enfoque" moldeado por experiencias,
conocimientos y prejuicios personales. Esta es la clásica historia de los
ciegos que describen un elefante: uno siente la trompa y dice que es una
serpiente, otro agarra la pata y afirma que es un árbol, mientras que el que
toca la cola piensa que es una cuerda. Todos tienen razón, pero no están
alineados.
Este tipo de desalineación se
caracteriza principalmente por:
·
Opiniones contradictorias a pesar de datos
compartidos.
·
Desafíos para comprender “por qué” alguien lo ve
de manera diferente.
·
Con frecuencia una fuente de frustración es:
"¡¿Cómo es posible que no lo entiendan?!"
Es un hecho, las personas estamos
programadas para interpretar las situaciones en función de nuestra experiencia
y función. Un programador se centra en el código, mientras que alguien de
mercadeo ve el impacto en el cliente. Ninguno de los dos está equivocado, pero
ambos carecen de una visión completa. Es lo que alguna vez llamé “dicotomía
peyorativa”. ¡Todavía recuerdo aquella reunión!
Diferentes objetivos: el tira y afloja
Se presentan distintos objetivos
cuando los miembros del equipo priorizan diferentes resultados. ¿Recuerdan lo
del sushi o la comida italiana? Es así. No se puede complacer a todo el mundo,
a menos que se encuentren puntos en común. Los equipos se enfrentan al mismo
tira y afloja cuando los individuos o los grupos tienen objetivos
contrapuestos.
Lo que he visto que ocurre
incluye:
·
Desacuerdos sobre lo que es "más
importante".
·
Prioridades mal alineadas conducen a un
desperdicio de energía.
·
La gente tira en direcciones opuestas, por
ejemplo: “¡Necesitamos velocidad!” versus “¡Necesitamos calidad!”.
De primerísima mano sé que los
objetivos están influenciados por los roles de los miembros del equipo, los
incentivos y las definiciones individuales de éxito. Sin una visión compartida,
las prioridades personales se imponen. He visto Product Owners presionando
para que se lance un producto rápidamente, mientras que el equipo de desarrollo
aboga por que se realicen más pruebas. Es el clásico debate de "rápido
versus impecable".
Diferentes alcances: el efecto zoom
Los alcances definen cuán
estrecha o amplia es nuestra perspectiva de una situación. He conocido personas
que se obsesionan con los pequeños detalles mientras que otras los desestiman
como si "no fueran gran cosa". De hecho, ahora que lo pienso, yo
mismo he estado en ambos lados del disco. Los equipos experimentan esto cuando
los individuos operan en diferentes "niveles de zoom": algunos
piensan estratégicamente, otros tácticamente.
Eso es una desalineación del
alcance. Si te has encontrado con algunas de estas escenas, también has estado
allí:
·
Alcance limitado: "Vamos a solucionar este
error".
·
Amplio alcance: "¿Cómo encaja esto en
nuestro roadmap anual?"
·
Tensiones entre la corriente o dirección táctica
y la estratégica del equipo o de la empresa.
El alcance también depende de las
prioridades y la responsabilidad. Un desarrollador tiene la tarea de solucionar
el problema de hoy, mientras que el CEO tiene en mente la participación de
mercado del próximo año.
¿Y la solución?
Tengo que admitir que soy mejor
resolviendo desajustes de equipos de trabajo que los emocionantes y románticos
conflictos familiares tipo sushi versus
espagueti. Igual me divierto con estos y me hacen muy feliz.
Pero primero buscamos la causa
raíz. ¿Qué tienen en común estos tipos de desalineación de equipos? En general,
se deben a:
· Brechas en la comunicación: con
frecuencia, las suposiciones reemplazan las conversaciones reales.
· Falta de contexto compartido: las responsabilidades
y la experiencia de las personas determinan lo que consideran relevante.
· Naturaleza humana: somos naturalmente
centrados en nosotros mismos y se necesita esfuerzo para ver más allá de
nuestra propia perspectiva. Esta es la raíz más compleja de todas.
Hay más orígenes, pero estos son
los más comunes. En ocasiones, vas a necesitar acompañamiento para resolver
estos trances, pero para ir del caos a la cohesión puedes empezar:
Creando un entendimiento
compartido: incentiva a las personas a compartir sus perspectivas
abiertamente. Ayuda a que todos vean el problema en su conjunto, no solo sus
partes. Por ejemplo, en las reuniones, utiliza la regla “¿cuál es tu opinión?”,
donde cada uno comparte su punto de vista antes de llegar a las conclusiones.
Alineándolos en torno a un
objetivo común: facilita debates para identificar objetivos compartidos.
Una "estrella del norte" sólida alinea las prioridades en pugna.
Aquí, por ejemplo, los OKR (objetivos y resultados clave) juegan un papel
fundamental para que los objetivos finalmente sean explícitos y visibles para
todos.
Aclarando los alcances: aumenta
y reduce la perspectiva entre todos. Analiza las prioridades inmediatas (logros
a corto plazo) y cómo se relacionan con los objetivos más extensos (visión a
largo plazo). Y,
Fomentando la empatía: adquiere
el hábito de tener en cuenta las responsabilidades y las prioridades de los
demás. Esto disminuye los juicios y fomenta la colaboración. Me ha ido bien con
las dinámicas tipo “ponerse en los zapatos del otro” durante las retrospectivas
o en cualquier otra sesión necesaria.
Aplico algunas de estas prácticas con mi esposa y mi hija cuando se trata de salir a divertirnos o decidir
dónde cenar. En la historia que les compartí, después de un entretenido tira y
afloja, ¡terminamos eligiendo comida de mar! Es algo que conecta con nuestras
raíces y que siempre nos ayuda a encontrar un punto en común. Si esto es
posible en mi familia—donde las decisiones a veces parecen un cónclave de las
Naciones Unidas—créanme, también es posible alinear a tu equipo de trabajo.
Llamado a la acción
No es más por esta vez. Los
desajustes son naturales, pero no insalvables. Fomenta la comunicación abierta,
la alineación en torno a objetivos armónicos y el equilibrio de alcances. Con
esto, los equipos pueden transformar la fricción en combustible. Ya sea que se
trate de una sencilla cena familiar o de un proyecto de trabajo, la magia
ocurre cuando todos reman en la misma dirección. Y, si todo lo demás falla,
¡siempre hay hamburguesas para cenar!